Agricultura: Preparación de la tierra

Agricultura: Preparación de la tierra

La preparación de las tierras mediante el uso de maquinarias agrícolas se adoptó en Venezuela en la década de los cuarenta, derivada de técnicas provenientes de países del norte que utilizaban implementos de discos y vertederas para roturar y trabajar el suelo. Estos procedimientos son considerados actualmente como degradadores y destructores del suelo por estar basados en su “volteo” y “mezclado” que alteran  la condición física natural.

Este método de preparación, conocido como labranza horizontal, se ha difundido por el mundo en los últimos 90 años provocando progresivamente, la destrucción de la fertilidad del suelo  y su arrastre por los agentes erosivos, incrementando las áreas desérticas e improductivas del planeta.

Métodos de preparación de la tierra

Comprenden los sistemas de labranza que evitan la degradación del suelo mediante la aplicación de técnicas de laboreo, que eliminan las acciones de volteo y mezclado, y disminuyen su manipulación a fin de mejorar su condición física y sus niveles de fertilidad. A continuación se describe los métodos:

  • Labranza reducida: con este sistema de labranza, se reduce el volumen de suelo removido al trabajar franjas alternas del terreno en sentido perpendicular a la mayor pendiente. Con esta técnica se procura disminuir la velocidad del agua de escorrentía (aguas que caen y corren sobre  cualquier superficie impermeable durante un evento de lluvia) y su acción erosiva. Las franjas de suelo no removidas permanecen con “rastrojo”. En el siguiente ciclo de siembra se rotan las franjas.
  • Labranza vertical: se realiza con implementos de punta como el subsolador, el cincel y el cultivador de campo que no provocan “volteo” y “mezclado” de las capas de suelo, limitando las acciones a “roturación” y “desterronado”.

Entre los beneficios que se le atribuyen a este sistema de labranza se indican:

    • No altera los horizontes del suelo.
    • Aumenta la capacidad de retención de humedad.
    • Incrementa el espacio poroso total
    • Mejora el drenaje interno
    • Facilita la penetración profunda del agua
    • Reduce el efecto erosivo del agua de escorrentía
    • Intensifica el intercambio gaseoso entre la atmósfera del aire y el suelo.
  • Labranza mínima o siembra directa: la preparación de tierras se reduce a la mínima expresión correspondiéndose con el hilo de siembra. Por la baja manipulación del suelo y el reducido tránsito de las maquinarias en el terreno, éste se considera com el sistema conservacionista por excelencia. Para su aplicación, se utiliza una sembradora especial provista de un disco de labranza, en algunos casos un brazo de cincel cuando el suelo es muy duro; adicionalmente se agregan dos discos surcadores con los cuales se prepara el hilo y se abre un pequeño surquito en donde serán colocadas las semillas del cultivo.

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