¿Cómo controlar los malos hábitos en los niños?

Muchos padres no saben qué hacer para que sus hijos abandonen alguna mala costumbre, ya que algunas costumbres que se inician en la infancia, pueden conservarse hasta la edad adulta. Los niños, principalmente los más pequeños, aprenden imitando en el hogar y en la escuela.

Si el niño ha comenzado a morderse los dedos o las uñas, a enredarse el pelo, a hurgarse la nariz o a realizar gestos de forma excesivamente repetitiva, se le debe comenzar a inculcar una nueva forma de expresión para que éste no perdure hasta la edad adulta creando un mal hábito. Detrás de cada mala costumbre existe algo que puede justificarla, es decir, que quizá surja porque el niño tiene la necesidad de expresar algo que está molestándole.

Una de las vías para adquirir un mal hábito es la imitación. Si el niño convive con alguien que se muerda las uñas, es probable que con el tiempo llegue a imitarlo e inconscientemente se inicia un hábito.

Es recomendable recomendarle que abandone esta mala costumbre: diciéndoselo de forma clara y muy positiva, por ejemplo, en lugar de un «que no te muerdas las uñas», hacerlo con un «¿qué te parece si dejas que te crezcan un poco?». Si no se consigue a la primera, hay que ser constante: tener presente que en la constancia está la recompensa, pero, si responde de forma positiva, se le debe premiar por su esfuerzo.

Los padres nunca deben tratar que el niño deje un hábito mediante la violencia verbal o física, lo primordial es hablarle y ponerle límites, además de darle confianza para enfrentar los miedos.

Es importante tener siempre presente que, eliminar de raíz un mal hábito adquirido de forma espontánea puede durar unas cuantas semanas, por lo que es indispensable tener paciencia.

No todos los malos hábitos son motivo de preocupación, dependen de la edad del niño, de las circunstancias y de la frecuencia con que aparezca.