Tubérculos: Grandes aliados en la cocina
Los tubérculos y las raíces contienen importantes niveles de hidratos de carbono y la mayoría tienen algunas proteínas que, por lo general, se conservan bajo la piel. Estos vegetales constituyen una excelente fuente de varios minerales y vitaminas, esenciales para una buena salud.
Al pelarlos y cocinarlos pueden perder parte de sus vitaminas. Gran parte de la vitamina C, por ejemplo, contenida en las papas, se elimina al pelarlas, mientras que la vitamina B desaparece al cocinarlas en el líquido de la cocción y se pierde por completo si se deshecha este líquido.
Para preparar raíces y tubérculos, lava bien la piel y cocínalos con ella o, en todo caso, pélalos muy finos. Si lo deseas podrás retirar la piel justo antes de servir. Si es posible prepáralos al vapor o fritos removiéndolos, y aprovecha el líquido para utilizarlo en sopas y guisados. Para conservar el máximo de sus cualidades consume algunos tubérculos o raíces crudos en ensaladas, como la zanahoria, la remolacha, la cebolla, etc.
¿Cómo conservar los tubérculos?
- Para evitar que se ablanden y pudran conserva siempre las raíces y los tubérculos en un lugar fresco, oscuro, seco y aireado. Las papas son más vulnerables al deterioro: el calor y la luz las hace germinar.
- En condiciones correctas las bolsas de papas y zanahorias podrán conservarse de 2 a 3 meses. En el compartimiento de verduras de la nevera podrás conservar pequeñas cantidades de raíces sin envolver.
Tubérculos más utilizados en la cocina
- Ajos: Aliados del corazón, en crudo, son ideales para revueltos, tortillas y salteados, y combinan bien con champiñones y mariscos. También se pueden asar o confitar para acompañar pescados.
- Remolacha: Rica en ácido fólico y vitamina C, la remolacha es una raíz muy aromática. Para que conserve su sabor, color y aroma conviene cocerla entera y pelarla y trocearla después. Ideal en cremas frías y en ensaladas.
- Rábanos: Contienen muy pocas calorías y por su textura crujiente y su sabor ligeramente picante son perfectos para ensaladas y rellenos de sándwiches. Para presentarlos en forma de flor, basta con realizar unos cortes en la parte superior y dejarlos en remojo con agua y sal para que se abran bien.
- Hinojo: Este bulbo, de textura crujiente, sabor ligeramente dulzón y delicado aroma anisado. Se puede comer tanto crudo en ensaladas, como cocido, asado, al vapor, guisado… Quedan muy sabrosos en platos de pasta y también gratinados con parmesano.
- Zanahorias: Ricas en betacaroteno, también aporta vitaminas C y vitamina E, y minerales. Es mejor rasparlas (o frotarlas con sal gruesa) que pelarlas, y siempre antes de cocinarlas para que no se oxide la vitamina C. Exquisitas en lasaña vegetal y en la clásica torta de zanharia con cobertura glaseada.
- Cebolla: Cualquiera de sus numerosas variedades, es un alimento muy sano y está presente en infinidad de platos. Son
- Ajoporro: Poco calóricos y ricos en minerales, aromatizan todo tipo de platos sin restar sabor a otros ingredientes. Protagonistas de la refrescante vichyssoise, también están riquísimos en tartas saladas y al horno, para acompañar pescados.