5 de Julio de 1811: Día de la independencia venezolana
El 5 de Julio de 1811 marca el punto de quiebre definitivo del colonialismo español en el subcontinente americano, hasta ese momento bajo el control, sometimiento y explotación de un imperio decadente; es también un hito histórico precursor en la constitucionalidad para todas las naciones latinoamericanas que, a partir de esa fecha, irán declarando sucesivamente su independencia.
La posición estratégica de Venezuela, abierta al Mar Caribe le permite un conocimiento directo y anticipado a otras regiones del continente de los acontecimientos que se suceden en Europa y, en particular, en España, donde la invasión napoleónica y la conducta pusilánime y entreguista del Rey y la corte española, le da la oportunidad a los hombres y mujeres que desde siglos atrás, venían exigiendo una mayor participación y gobierno en las sociedades hispanoamericanas.
«… no, compaisanos, seremos libres, seremos hombres, seremos nación. (…), unámonos todos en la grande obra de nuestra común libertad». Así sintetizaba Francisco de Miranda en 1801 el espíritu que, ya de manera inevitable, conduciría al pueblo venezolano a convertirse en una nación independiente y soberana.
A tono con las ideas y con el espíritu de igualdad y libertad que marcaban los acontecimientos en Europa y América, se conforma en Caracas y en otras provincias que integraban la, hasta ese momento Capitanía General de Venezuela, un movimiento que rescata las luchas e ideales autonomistas y aprovechando la ausencia de un gobierno español defenestrado, establecen el primer Congreso Constituyente de la Confederación Americana de Venezuela, que será llamado Supremo Congreso de Venezuela, integrado por los diputados provinciales elegidos entre octubre y noviembre de 1810.
Ese 5 de Julio de 1811 es el alfa y el omega de un largo proceso de luchas que sembraron todo el continente americano de deseos de emancipación y se extiende hasta nuestros días en la consolidación de la nacionalidad venezolana y hermandad latinoamericana para afirmar nuestra independencia y soberanía. Como bien lo supieron expresar aquellos dos titanes del pensamiento y la acción emancipadora, cuando Simón Bolívar ante la Sociedad Patriótica reclama: …”trescientos años de calma ¿no bastan?”… y en el Acta de la Independencia, Juan Germán Roscio manifiesta: …“como todos los pueblos del mundo, estamos libres y autorizados para no depender de otra autoridad que la nuestra, y tomar entre las potencias de la tierra, el puesto igual que el Ser Supremo y la naturaleza nos asignan y a que nos llama la sucesión de los acontecimientos humanos y nuestro propio bien y utilidad”